lunes, 10 de marzo de 2008

"Debe tratarse de extraterrestres o algo así, porque en el trailer descabezan a la estatua de la libertad", fue lo que le dije a Rofen cuando ví por primera ver el trailer de lo que, por el momento, solo tenía por nombre una fecha 01.18.2008

Después nos fue revelado el título, Cloverfield. Y ahí empezaron las especulaciones con el monstruo. Que si era extraterrestre, que si era un mutante, que si era una especie de Godzilla...y las recreaciones del mismo tampoco se hicieron esperar.

Y por fin, a finales de Febrero pudimos verla (Rofen y yo). La elección en la sala de cine fue difícil porque también estaba en cartelera El Orfanato, que espero ver proximamente. Pero pudo mas la publicidad de expectativa, que la imagen del niñito corriendo con una tétrica bolsa en la cabeza. Finalmente entramos a la sala en la que, aparte de Rofen y yo, solo habían dos parejas mas. Una función casi, casi privada.

Y comienza la cámara a rodar. Al comienzo no logro conectar las imágenes, son incoherentes, rápidas, me aburro, ya quiero ver al monstruo, creo que me comienzo a marear, ¿será que si sale completo?. Mis pensamientos son inconexos se mueven abruptamente, igual que la cámara en Cloverfield. Pero pronto descubro la lógica de la historia, el hilo conductor de la historia es esa que no se cuenta, esa que fue borrada accidentalmente, esa que humaniza el drama de un grupo de amigos que enfrenta una situación que no entienden y que los aterroriza.

Y también me aterroriza a mí, porque me siento en medio de la acción. Siento empatía por Rob, me duele lo que le pasa a Jason y me da tristeza el dolor de su novia. La cámara ya no es la cámara, es la visión que tengo de las cosas que están pasando. Hay que correr, hay que huir, hay que buscar un lugar donde escondernos, pero sobre todo hay que ser héroes y liberar a la princesa de su prisión custodiada por el dragón, es decir liberar a la chica atrapada en las ruinas de su apartamento.

En las películas de terror suele haber un personaje que en una situación infortunada toma una decisión tonta que desata la ira o la sed de sangre del monstruo y/o psicópata de turno, y nosotros como espectadores nos encontramos en una posición privilegiada desde la que podemos juzgar y decir "qué idiota, yo no habría hecho eso". En Cloverfield no pasa esto.
Aquí, tanto el espectador como los protagonistas estamos en la misma posición "desvalida". No sabemos qué hacer y todas las opciones se vuelven difusas en medio del caos que no tiene explicación.

Y el caos y el terror no se viven en un bosque, no se viven en un pueblo fantasma, o en una casa embrujada, el terror se vive en la ciudad, en la selva de cemento, en ese escenario que vivimos todos los días. Pero ahora esa conocida, esa ciudad cotidiana que los protagonistas caminan, viven, y disfrutan a diario se convierte en campo de batalla y en campo de muerte.
Y la muerte está por todas partes, podemos ser los próximos, hay que correr y pronto comienzo a sentirme fatigada (será porque hemos estado huyendo del monstruo por todo este tiempo?)

A mí me gustó, a Rofen también pero las otras dos parejas salieron desilusionadas. No entendieron, no les explicaron de dónde vino el monstruo y tampoco pudieron saber qué era o lo que él quería. Les faltaron explicaciones y les sobraron movimientos de cámara.
El final de la película me dolió, corrimos juntos, nos asustamos juntos pero perdimos a nuestros compañeros de aventura en medio de ésta. Vimos al monstruo de frente, pero el precio fue alto. Aparecen los créditos. Bien, estamos vivos y hay que salir del teatro.

Afuera la ciudad está callada, las calles de Bogotá lucen húmedas por la incipiente llovizna que azota a sus ciudadanos, el cielo está nublado y una extraña calma se respira. Miro al cielo, quiero llegar rápido al apartamento. Siento una tensión extraña, la misma que sientes cuando crees que va a pasar algo, me siento cansada, he corrido mucho y tengo miedo de que el monstruo aparezca y todo quede convertido en un campo de tréboles.

Bonus: Esto es de lo último que he encontrado por TuTubo. Se llama David Fonseca y es portugués, era el líder de Silence 4, una banda que se separó en el 2002 y quiero compartirles este video que me pareció muy chévere.


martes, 4 de marzo de 2008

Mi regalo de 25 cumpleaños (de mi para mí) fue un protector solar, no tenía mucho dinero y debo admitir que este video me influenció mucho para comprarlo.

Mírenlo, vale la pena.



Espero poder publicar pronto apreciaciones sobre mi último viaje y mi opinión sobre Cloverfield.

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